El Informe PISA muestra la catastrófica situación de la educación catalana situándola a la cola de España
Ayer se dieron a conocer los datos del último informe Pisa, el informe anual realizado en marzo de 2022 que mide los datos de calidad educativa de estudiantes de 15 años, de 4º de ESO, el último curso de la Educación Secundaria Obligatoria en centros educativos de más de 80 países. De todas las Comunidades Autónomas, Cataluña se sitúa a la cola de España como la región que más pierde en Matemáticas al caer 24 puntos en esta materia desde 2012, además desde ese mismo año cayó 38 puntos en comprensión lectora y 15 en Ciencias, situándose en este último año entre las 8 comunidades (contando a Ceuta y Melilla) con peor calidad educativa.
Y es que, tal y como, declara Lucas Gortázar, director de educación de EsadeEcPo:l “Si los resultados del informe a nivel nacional ya son malos, en Cataluña son catastróficos”. Los técnicos de Pisa tratan de justificar esa caída al señalar que estos datos aún reflejan el gran impacto que tuvo la pandemia del Covid-19 y sus posteriores variantes en la educación ,aunque otros señalan que esa situación no ha hecho más que confirmar el “desastre” en el sector educativo. Sea como sea, estas citas confirman la pésima gestión educativa que han venido realizando los sucesivos governs de la Generalitat desde 2012, cuando pasó de estar a la cabeza de España a caer en picado en los últimos años y en 2019;cuando parecía que ya había tocado fondo , todavía se situaba por encima de la media española, pero ahora ni siquiera se tienen certezas de que pueda mejorar y más sabiendo que la Generalitat no tiene previsto aprobar una ley de educación que realmente se encargue de despolitizar, porque una de las causas de esta mala situación es la imposición del catalán en las aulas, en contra de todas las leyes que exigen que al menos un 25% de las materias se cursan en castellano. Esa integridad del catalán supone una barrera lingüística para el 24 % de alumnado de origen inmigrante (el mayor número de España tras Melilla) que se ven obligados a aprender un idioma que no se habla fuera de Cataluña y, además, un elevado número de esos estudiantes extranjeros proceden de países latinoamericanos, por lo que el lugar de estudiar en su idioma de origen tienen que dar clases paralelas para aprender otra lengua, lo que claramente ralentiza y dificulta su aprendizaje, situándose dos cursos por debajo de los alumnos nativos, ya que estos sacan a los inmigrantes 43 puntos en lectura y Matemáticas y 46 en Ciencias, lo cual demuestra su falta de comprensión lectora y que no pueden estudiar en igualdad de condiciones con los estudiantes cuya lengua materna es el catalán.
Esta mala gestión de la educación pública, la que depende únicamente del govern liderado por Pere Aragonès, se demuestra en que la enseñanza privada según este informe PISA registra una diferencia de entre 36 y 38 puntos de calidad sobre la pública, casi dos cursos de distancia que convierte a la región catalana de nuevo en la peor parada de España en ese aspecto ( por encima de los 35 puntos de distancia en la media nacional). Además también preocupa el elevado número de dispositivos electrónicos de los que disponen en las aulas los jóvenes que aunque se usen como herramienta de estudio contribuyen a la pérdida de concentración y capacidad de memorizar.
El informe concluye con otro aspecto alarmante como son las malas cifras sobre el acoso escolar con un 8,6% de estudiantes adolescentes acosados, una vez más por encima de la media europea y solo superados en España por Canarias, que demuestra que desde las administraciones públicas se deben dejar de hacer campañas estériles sobre la independencia y empezar a orientar los presupuestos en políticas públicas que ayuden a frenar esta lacra.
Por tanto, es necesario que la sociedad catalana demande a sus políticos dejar a un lado las esteladas y los discursos partidistas y solucionar el problema de educación porque si esos gobernantes se sienten tan patriotas y defensores de Cataluña y de esa supuesta identidad, deberían demostrarlo a través de recursos con la finalidad de tener de una vez por todas una educación de calidad de la que los catalanes se puedan sentir orgullosos y eso pasa, principalmente, por cumplir con las resoluciones judiciales en favor del español para paliar esas brechas entre población local e inmigrante, respetar el trabajo de los inspectores educativos enviados legítimamente por el gobierno central y acabar con esos profesores autodenominados como “ policía lingüística”, ya que estos deberían dedicarse a enseñar y no a vigilar que sus alumnos hablen un idioma como el castellano que está para unir la sociedad en lugar de fragmentarla.
